Con el 98% de los votos contados, el candidato opositor Mauricio Macri está a punto de convertirse en el próximo Presidente de Argentina. Sin embargo, los retos son enormes en un país en quiebra y con un pueblo acostumbrado a subsidios estatales que serán difíciles de eliminar sin afectar la popularidad del presidente electo.
En una segunda vuelta tras las elecciones generales del 25 de octubre, donde ninguna de las partes se aseguró una mayoría, el Partido Conservador de Marci venció a Daniel Scioli, candidato peronista y sucesor de Cristina Fernández de Kirchner en una elección que marca el fin de una dinastía política. Macri se convertirá en el tercer líder no peronista desde el fin del régimen militar en 1983.
Mauricio Macri centró su campaña electoral en el sentimiento de frustración de los argentinos por el crecimiento mediocre del país, la alta inflación y la corrupción generalizada, siendo su mayor reto cambiar el escenario en la economía de Argentina, una promesa de campaña que le hizo popular en Wall Street, pero atrajo duras críticas desde sus opositores.
Margen del 3 por ciento
Con un estrecho margen de victoria de menos de 3 puntos porcentuales, Macri tendrá que moverse rápidamente para mostrar indicios de una recuperación económica hacia finales de 2016, antes de que la elección del congreso correspondiente a la mitad del período de gobierno se celebre el año siguiente.
La elección de Macri, un candidato de centro-derecha que ejerció dos períodos como alcalde de Buenos Aires, puede ser señal de un giro conservador para Argentina. En su discurso de victoria la noche del domingo, prometió que iba a trabajar para eliminar la pobreza en la Argentina y cambiar la forma de hacer negocios.
"También quiero decir a nuestros hermanos latinoamericanos y a nuestros hermanos de todo el mundo que queremos tener buenas relaciones con todos los países", dijo. "Queremos trabajar con todos. Sabemos que los argentinos tienen mucho que aportar al mundo, y esperamos encontrar una agenda de cooperación."
Hay una serie de desafíos económicos que deberá enfrentar el presidente electo de 56-años de edad. El crecimiento económico de Argentina ha sido lento, afectado por el gasto insostenible. La inflación se sitúa por encima del 20 por ciento y, a pesar de los controles de capital que se han puesto en marcha, las reservas de divisas se mantienen en mínimos de nueve años. Además, el país también se ha quedado atascado por el impago de la deuda externa que le impide el acceso a los mercados de crédito globales.
"No podemos resolver todos los problemas que este gobierno está dejando atrás el primer día", dijo Macri a sus electores antes de la segunda vuelta el domingo.
Macri ha prometido deshacer una red de controles cambiarios y restricciones comerciales que han desalentado a los inversores a poner dinero en el país y han obstaculizado cualquier crecimiento económico significativo. Algunos movimientos tienen que ser puestos en marcha lo antes posible y Macri deberá hacerlo sin perjudicar a los segmentos más pobres de la población.
Eliminar los controles de capital que limitan el acceso a los dólares y la fusión del tipo de cambio de varios niveles puede conducir a una fuerte devaluación que, mientras que es necesaria para restaurar la competitividad comercial, afectará a los precios al consumidor, por lo que los pequeños movimientos son preferibles a los más agresivos .
Cambio de políticas
Otros cambios de política, tales como la eliminación de los fuertes impuestos a las exportaciones de granos pesados y remontara los datos económicos que se consideren perjudicados por el gobierno de Fernández podrían ser puestos en marcha con rapidez y pondrán de relieve su intención de lograr un cambio. En sus esfuerzos para complacer tanto a los argentinos más pobres que habían vivido muy felices de los generosos programas de bienestar social proporcionados por el gobierno hasta ahora, así como a los segmentos pro-empresariales que se han visto perjudicados por el lastre de la economía, Macri tendrá que sopesar sus movimientos cuidadosamente en sus esfuerzos por lograr que la economía se mueva a un ritmo rápido.
Como próximo presidente, se espera que reduzca los subsidios a la energía y el transporte en su primer año con el fin de reducir un creciente déficit fiscal. Los economistas estiman que alrededor del 20 por ciento del gasto público se destina a estas subvenciones, pero el destete de argentinos de la energía y el transporte baratos puede resultar impopular.
La oposición se muestra preocupada porque las políticas pro-mercado de Macri podrían poner los intereses de las grandes empresas por delante de los trabajadores, reducir los salarios y destruir las pensiones, dando entrever un posible conflicto entre ellos y Macri en los próximos cuatro años.
Macri tendrá una minoría en el Congreso. Él tendrá que actuar con rapidez y analizar cuidadosamente cada elemento de su programa de reformas a fin de no atraer la ira de la oposición. Muchos desafíos se interponen en su camino.