El miércoles, Steve Bannon, el ex asesor principal del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habló sobre las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, y sus palabras fueron sorprendentemente optimistas. “Estamos en guerra con China”, comentó Bannon en la Conferencia Delivering Alpha. Bannon agregó que Estados Unidos ha estado lidiando con las tensiones comerciales con China durante décadas y que “estamos ganando”. Continuó elogiando las decisiones de Trump y concluyó con que Estados Unidos saldrá de la guerra como claro vencedor. “La victoria es cuando den acceso total a sus mercados”, dijo Bannon.
A pesar de su apoyo a Trump y sus creencias nacionalistas compartidas, Bannon tenía claro que no tenía planes de regresar a la Casa Blanca. Bannon dejó su cargo el mes de agosto del año pasado después de convertirse en una figura altamente controvertida tras filtrar historias a la prensa. En una nota personal, Bannon se distanció del presidente Trump al hacer comentarios despectivos sobre su hijo, Donald Trump Jr.
Mientras los comentaristas optimistas estadounidenses celebran sus primeros avances, los chinos están sopesando cuidadosamente sus próximas medidas. La guerra comercial se está desarrollando justo cuando China comenzó a enfocarse seriamente en solucionar sus problemas económicos, y los legisladores chinos están tratando de anticipar cómo afectarán a la inversión, el crecimiento y el sentimiento empresarial dentro de China las tensiones y los aranceles. Aunque las exportaciones a EEUU no representan una parte abrumadora de la economía china, los efectos indirectos de la guerra comercial podrían conducir a un daño colateral grave.
Los bancos de China emitieron una cifra récord de 12,65 billones de yuanes en préstamos en 2016, con el objetivo de estimular la economía y cumplir con los agresivos objetivos de crecimiento. Para reducir la deuda, este año se implementaron políticas fiscales estrictas. Sería lógico flexibilizar la política monetaria en un momento como este, pero esto podría cuestionar el compromiso de los políticos chinos con la reducción de la deuda. ¿Qué es más importante? ¿Reducir la deuda o el desapalancamiento financiero? La guerra comercial está haciendo que esta pregunta sea más compleja de lo que jamás haya sido y no hay una respuesta rápida o sencilla, sino muchas más preguntas por venir.
El 2 de marzo, Trump tuiteó que las guerras comerciales son “buenas y fáciles de ganar”. Pero los analistas cuestionan la validez de esta afirmación y afirman que, si la guerra comercial se agrava, todos pueden perder. El debilitamiento del comercio mundial frenará el crecimiento mundial y los aranceles más altos aumentarán la inflación. A pesar de estos riesgos y del debilitamiento del yuan, parece poco probable que China tire la toalla en el futuro cercano.