Mientras que los movimientos realizados por el Banco Central Europeo (BCE) para asegurar que los costos de los préstamos soberanos permanezcan razonables y la luz verde del Tribunal Constitucional Alemán para el apoyo de dicha nación al Mecanismo Europeo de Estabilidad han presionado al euro y los mercados de valores al alza, los riesgos a la baja siguen siendo muy reales.
La crisis de la deuda soberana fue provocada por una pérdida de confianza de los inversores en la capacidad de Grecia para cumplir con sus obligaciones. En última instancia, por supuesto, esto conllevó a dos paquetes de rescate de la UE/FMI para Grecia con significativas cadenas que se supone que fueron diseñadas para poner a la nación de nuevo en la recta de una economía saludable. Estas medidas requieren recortes de austeridad muy importantes que han afectado a la población de Grecia muy duro. En la primavera, la gente hizo público su descontento con los políticos tradicionales cuando coqueteó con la elección de un gobierno de izquierda que se comprometió a desconocer los acuerdos de rescate lo cual, es casi seguro, habría desencadenado una crisis más profunda del euro y una salida de Grecia de del bloque. Al final, una coalición centrista tomó el poder y prometió al pueblo griego que iban a tratar de negociar condiciones más favorables para el rescate con sus socios.
Los griegos reciben dinero del rescate en tramos y cada uno depende de la bendición de una “troika” de la UE/FMI /BCE, cuyos funcionarios que determinan si Grecia está progresando adecuadamente hacia los objetivos acordados. La decisión debería haberse tomado en septiembre para la liberación del siguiente tramo, pero ha sido pospuesta hasta el próximo mes.
El Primer Ministro de Grecia, Antonis Samaras, reiteró su opinión de que una salida de Grecia del euro sería catastrófica para el país, en una entrevista con el Washington Post. Renovó su discurso de que Grecia debería concederse más tiempo para cumplir con sus obligaciones, lo que podría significar que las medidas de austeridad podrían flexibilizarse un poco. Puesto que nadie está interesado en presenciar un nuevo capítulo de la crisis del euro, ya que retrasaría la recuperación en Europa, es probable que algún tipo de solución se pueda encontrar.