La ayuda financiera concedida a Grecia a través de dos acuerdos de rescate del FMI/UE no fue un regalo y vino con términos estrictos diseñados para poner a la economía griega de nuevo sobre una base estable. Con el fin de garantizar que el progreso adecuado se esté realizando hacia los objetivos de la reforma económica, el dinero se desembolsará en tramos. El desembolso de cada tramo de financiación exige que los funcionarios del FMI/UE/BCE ("troika") aprueben el progreso griego - sin la financiación, Grecia (y la zona euro) se hundirían en una nueva crisis.
El pueblo griego (por supuesto) ha tenido que soportar la peor parte de los recortes de austeridad y las reformas exigidas por la troika, generando considerables dificultades y mucha rabia con la elite política. En la primavera, esto se manifestó con una elección indecisa y la amenaza de elegir a una coalición de izquierdas que rompiera el acuerdo de austeridad, lo que casi provoca una salida de Grecia del euro y una crisis económica aún más profunda en la zona euro. En una segunda ronda de las elecciones, Grecia retrocedió del borde del abismo, pero los políticos tuvieron que prometer que tratarían de suavizar las medidas de austeridad. Esto ha llevado a sugerir que los griegos quieren que se les conceda un período de dos años para cumplir con sus obligaciones.
El ministro de Finanzas griego, Yiannis Stournaras, afirma que a Grecia se le ha concedido una prórroga para cumplir con sus obligaciones de rescate - pero esto se presenta como novedad para presidente del BCE, Mario Draghi, al parecer. Un presupuesto de austeridad se presentará ante el Parlamento griego en el transcurso de la próxima semana.
Mario Draghi comentó a los periodistas en Berlín que: "El último examen griego no ha terminado. Entiendo que se ha avanzado, pero algunas partes necesitan ser definidas, y yo no sé nada más que eso."
El siguiente tramo de financiación está estimado en € 31,5 billones, y de no ser aprobada su liberación, Grecia se quedaría sin fondos antes de finales de noviembre. Teniendo en cuenta que los recientes movimientos por parte del BCE y de la UE han recorrido un largo camino hacia la distensión de la crisis de deuda soberana europea y que los organismos como el FMI han sugerido que el crecimiento no debe ser sacrificado en el altar de la austeridad, parece probable que a Grecia se le concederá parte del espacio para respirar que está pidiendo.