Actualmente, China es la segunda economía del mundo y, como tal, la suerte de esta nación en el ámbito económico tiene un fuerte impacto en otras tierras. China representa un mercado enorme para el resto del mundo, siendo la nación con más población en el planeta. Sin embargo, la limitada experiencia de China con el capitalismo ha convertido a algunas personas en fabulosamente ricas; los beneficios no se han logrado distribuir equitativamente entre sus ciudadanos. En consecuencia, la demanda de los bienes exportados en China sigue siendo limitada. China exporta una amplia gama de productos para el resto del mundo y también importa cantidades considerables de materias primas.
La economía de China se ha desacelerado ya que la demanda en todo el mundo se ha debilitado. Esto ha llevado a una recesión en el sector manufacturero de China durante los últimos meses, pero los datos recientes sugieren que esta tendencia se ha invertido. El Índice Chino de Compras (estatal) alcanzó un máximo de 7 meses en noviembre, con un valor de 50.6, sobre la base de un valor de 50.2 en octubre. En este estilo de índice, un valor por encima de la marca de los 50 representa expansión, mientras que un valor inferior indica una contracción. Datos independientes del gigante bancario HSBC confirman la tendencia. Su Índice General de Compras ha registrado un máximo en 13 meses desde el nivel del mes de octubre de 49.5 a 50.5 del mes pasado.
Los analistas sugieren que las cifras se derivan de la mejora en los esfuerzos del gobierno por impulsar el sector manufacturero, que es visto como el motor de crecimiento de la economía china. El desempeño de la economía china en el segundo trimestre –a pesar de ser excelente en comparación con sus principales competidores- tuvo el nivel más bajo de crecimiento de los últimos tres años. La actuación sin brillo se debió en gran parte a la disminución de la demanda de productos chinos en los países importadores, ya que estos tienen que lidiar con sus propios problemas económicos.