Japón, la tercera mayor economía del mundo, ha publicado cifras que muestran un nuevo récord en déficit comercial en marzo. El déficit comercial significa que el valor de las importaciones de un país es mayor que las exportaciones, dejando un saldo comercial negativo. El déficit comercial de Japón con el resto del mundo se ha elevado a 83,4 billones de dólares. Como nación exportadora líder, Japón ha tenido durante mucho tiempo un superávit de balanza comercial. Ahora viene sufriendo una serie de 9 meses de saldos comerciales negativos.
Desde el terremoto y el tsunami de marzo de 2011, Japón ha desactivado casi toda su capacidad de generación de energía nuclear, en un principio para los controles de seguridad, pero se ha mantenido por razones políticas (es decir, la fuerte oposición pública). Japón necesita energía eléctrica, por lo que el déficit está siendo cubierto con la quema de combustibles fósiles para generarla. Estos combustibles fósiles deben ser importados y pagados en dólares americanos, lo que está pesando sobre la balanza comercial. Este lado de la ecuación se ve agravado por el hecho de que el valor del yen está cayendo - se ha reducido en un 20% frente al dólar desde noviembre, haciendo dichas importaciones más caras.
Un yen cayendo significa que las exportaciones japonesas se están volviendo cada vez más competitivas en los mercados de importación, pero los analistas creen que pasará algún tiempo antes de que se vean los beneficios. Japón ha puesto en marcha una serie de medidas de estímulo audaces que están diseñadas para estimular la demanda interna y luchar contra la deflación de la economía. Estas medidas han debilitado el yen e impulsado el valor del mercado de valores en Japón. Japón ha sufrido de deflación durante muchos años. La deflación produce un lastre para la demanda interna porque los consumidores retrasan las compras durante el tiempo que sea posible, a sabiendas de que los bienes serán más baratos en el futuro. El Banco de Japón tiene una cifra meta de inflación del 2%.