El mercado ha reaccionado bien a la dirección económica que el Primer Ministro Shinzo Abe ha aplicado desde que ganó las elecciones en diciembre. El Nikkei ha subido desde 9.446 a finales de noviembre hasta situarse en 14.590 el viernes, un aumento del 35%. Durante este período, el yen se ha depreciado frente al dólar a una tasa de 82,5 situándose en 100,5, una caída de aproximadamente 22%. La caída del yen hace que los bienes y servicios japoneses sean más baratos en el extranjero y quiere decir que los ingresos en divisas repatriadas son más valiosos, pero la otra cara de la moneda es que el país tiene que pagar más por las materias primas (las cuales Japón importa).
Los votantes japoneses acudieron a las urnas el domingo para elegir a 121 políticos de la Cámara Alta. Los liberales demócratas del señor Abe y su socio menor de la coalición tomarán el control de la casa, ganando 76 escaños. El resultado es importante, no solo debido a que Japón sigue siendo la tercera economía más grande del mundo, sino porque significa que Abe ha terminado con seis años de estancamiento y ahora controla ambas cámaras. Esto debe significar que tiene rienda suelta para implementar sus reformas económicas. La clave para su visión es que el Banco de Japón debe hacer todo necesario para poner fin a la deflación de precios que ha perseguido a la economía japonesa desde hace muchos años. La deflación tiende a suprimir la demanda interna, ya que los consumidores retrasan las compras durante el mayor tiempo posible con la esperanza de que el producto va a ser más barato en el futuro. El Banco de Japón se dirige a un aumento de la inflación al nivel de 2%. Abe no está apuntando específicamente a debilitar el yen (o eso se dice), pero la moneda ha caído como consecuencia de sus políticas.
La respuesta de los mercados japoneses a la victoria del señor Abe el domingo ha sido bastante silenciosa. Los analistas sugieren que su victoria ya había sido descontada por los mercados. Japón no tendrá nuevas elecciones por un período de tres años, dando un periodo de estabilidad para que sus reformas económicas surtan efecto.