Los datos de las ventas minoristas en Europa durante el último mes de 2013 mostraron que la Zona Euro tuvo su peor caída mensual durante treinta meses. Asimismo, la inflación en la Zona Euro durante el mes pasado cayó a 0,7% y ha avivado los temores de que el bloque pueda caer en un período de deflación, donde los consumidores retienen su dinero con la esperanza de que los bienes y servicios sean más baratos en el futuro.
Muchos trabajadores han tenido que lidiar con nulos aumentos salariales, la caída de sus sueldos o, en el mejor de los casos, aumentos que no alcanzan la cifra de inflación anual que prevalece (y 1 de cada 8 sobrevive gracias a los beneficios, por supuesto). Esto significa que el poder adquisitivo de muchos europeos (y otros en todo el mundo) está disminuyendo en términos reales. La tendencia, por lo tanto, es comprar mercancías en las épocas de rebajas y aplazar las compras durante el mayor tiempo posible -la receta de la deflación-.
Las ventas minoristas de la Zona Euro se redujeron en un 1% respecto a los niveles de diciembre de 2012 y en 1,6% con respecto al nivel de noviembre de 2013. Incluso en Alemania, siempre vista como el motor de la economía europea, los consumidores gastaron un 2,4% menos en diciembre de 2013 que un año antes. Los analistas esperaban que las ventas mejoren, ya que la economía del bloque había mejorado durante el mismo período, pero esto no fue confirmado por los recibos de venta. También se encuentra en un contexto donde los minoristas han bajado sus precios durante 22 meses consecutivos, para alentar a los consumidores reacios a desprenderse de su dinero duramente ganado.
Hay una sugerencia de que el BCE podría bajar los tipos de interés a un nuevo mínimo histórico en un intento por evitar la deflación. Sin embargo, es dudoso que cualquier cosa que el BCE haga produzca el efecto de "sentirse bien", tan necesario para estimular el gasto de los consumidores -por lo menos en el corto plazo-. Lo que se necesita es un estímulo para las perspectivas de empleo en Europa y un aumento en términos reales en el salario neto de los ciudadanos. Pero, por supuesto, los empleadores son reacios a pagar más si no están seguros de que hay un fuerte mercado para sus productos y servicios...