La cifra de precios al consumidor del mes de febrero revela que la inflación en Japón se situó en un 1,3%, lo que significa el noveno mes consecutivo de aumento, pero aún está muy por debajo de la cifra objetivo del Banco de Japón del 2%. El próximo mes el impuesto a las ventas se elevará del 5% al 8%, y se había previsto que esto estimularía el gasto del consumidor en los meses previos, ya que la gente se apresuraría a comprar para evitar el incremento del impuesto. Sin embargo, el gasto del consumidor se desaceleró el mes pasado, cayendo un 2,5% con respecto al nivel del mes anterior.
El desempleo japonés es bajo en comparación con otras economías democráticas importantes, situándose en el 3,6% -su nivel más bajo desde hace seis años-.
Análisis
Si hay una cosa que a los consumidores no les gusta es el aumento de los precios de bienes y servicios. Muchas personas encuentran que sus ingresos no aumentan al mismo ritmo que la inflación y, en consecuencia, sus ingresos y su nivel de vida disminuyen. Sin embargo, el gobierno de Japón ha venido tratando deliberadamente de disparar la inflación en la economía japonesa
Japón ha sufrido muchos años de deflación o caída de los precios a través del tiempo. Si bien a primera vista esto puede sonar como el paraíso para los consumidores, es algo realmente malo para cualquier economía. La gente retrasa las compras importantes durante el mayor tiempo posible en el conocimiento de que los bienes que quieren adquirir serán más baratos en el futuro. Esta tendencia domina la demanda interna, que es un elemento fundamental en cualquier economía. En consecuencia, la sabiduría recibida de los economistas más destacados es que un bajo -pero sostenido- nivel de inflación es saludable para una economía. La mayoría de los bancos centrales apuntan a un nivel de inflación de entre el 2 y el 3% y se endurece la política monetaria para sofocar la inflación si la banda superior es superada elevando las tasas de interés.