El gobierno de Japón ha anunciado su intención de reducir el impuesto de sociedades del 36% (uno de los más altos del mundo) al 30%, para las grandes empresas con sede en la capital. Sin embargo, se van a necesitar años para poner en práctica la medida, y su implementación está planeada recién para 2015. Aunque la rebaja en el impuesto de sociedades reducirá los ingresos para el erario público, se espera que una tasa más competitiva de dicho impuesto aliente a más empresas establecerse en Japón. Sin embargo, la reducción requiere la aprobación de ciertas partes de la legislación antes de que pueda entrar en vigor. Según Kenji Yumoto, Vicepresidente del Instituto Reseach Japón, la promulgación de estos cambios llevará tiempo y podría tomar entre 10 y 20 años medir las tasas de crecimiento originadas por la iniciativa.
A modo de comparación, el impuesto de sociedades en el Reino Unido es del 21%, ligeramente por debajo del valor promedio de la Unión Europea de 21,34%. El impuesto en Irlanda es sólo del 12,5%, a lo que muchos atribuyen el surgimiento de la economía del Tigre Celta.
Japón ha sufrido años de deflación y de débil crecimiento económico, pero está claro que los problemas complejos requieren tiempo para ser resueltos. El Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, ha establecido como las prioridades de su administración el final de la deflación y la restauración del crecimiento económico. Una de las medidas que ya se aplican a este problema ha sido un aumento gradual en el impuesto sobre las ventas, cuya primera parte se produjo en abril. La medida fue diseñada para mejorar los ingresos para el erario público japonés a fin de compensar parcialmente los principales problemas de Japón de la deuda pública y los crecientes costos de la seguridad social en un país con una tasa de natalidad decreciente y una población que envejece.