Los que tienen buena memoria recordarán que la crisis financiera mundial comenzó con un republicano en la Casa Blanca. También es un hecho que, independientemente de la naturaleza socialista, centralista o conservadora del gobierno, ninguna nación en el mundo capitalista ha sido inmune a la crisis financiera mundial y ningún punto de vista político ha sido capaz de conseguir impulsar su economía hacia un crecimiento sustancial o por delante del resto del mundo.
También es cierto que el público tiene una memoria política corta. Los estadounidenses fueron a elecciones de medio término de esta semana –bueno, algunos, puesto que la participación fue una de las más bajas de la historia-. El resultado fue que el Partido Republicano tiene ahora una mayoría en el Congreso y la Cámara de Representantes, por lo que el Presidente Obama tendrá ahora una difícil cuesta arriba cuando se trate de aprobar cualquier legislación controvertida en los dos años restantes de su mandato. Por su parte, los líderes republicanos han prometido no cerrar el gobierno de nuevo, un movimiento que casi significó que Estados Unidos cese sus pagos. Obama también se ha comprometido a escuchar al electorado y redoblar sus esfuerzos para trabajar con los republicanos.
En cualquier caso, los inversores han respondido bien al triunfo republicano con el S & P 500 y el promedio industrial Dow Jones cerrando en nuevos máximos históricos. El dólar también subió fuertemente frente al yen golpeando los 114,65 por dólar, un nivel no visto desde hace siete años. Se ha producido un efecto dominó en otros mercados de valores con el comercio de acciones asiáticas al alza como consecuencia de los resultados electorales y los datos económicos positivos emergentes en los EE.UU. Los preparativos para las elecciones presidenciales de 2016 comenzarán con fuerza en breve.