Por: Dr. Mike Campbell
Mucho se ha dicho en los círculos financieros sobre el devastador efecto de una deflación prolongada en la Zona Euro, escenario en el cual los consumidores europeos postergarían compras importantes con la esperanza de que los costos se reduzcan en un futuro cercano. Esta hipótesis ha malinterpretado la cultura occidental en cuanto a compras, basada en la satisfacción inmediata de los deseos de los consumidores. Esta actitud ha traído consigo el incremento constante de las deudas personales (en forma de tarjetas de crédito, préstamos y sobregiros), que si bien disminuyeron durante la crisis financiera mundial, ahora parecen estar tomando nuevo impulso. En el Reino Unido, los préstamos de consumo aumentaron un 1,2 millones de libras en el mes de febrero, su mayor alza mensual desde 2008 aunque gran parte proviene de préstamos y sobregiros, los cuales tienen una tasa de interés significativamente más baja que las tarjetas de crédito.
En cualquier caso, la inflación al consumidor en la Zona Euro ha revertido una tendencia deflacionaria de cuatro meses y volvió a cero el mes pasado (abril), según las cifras publicadas por Eurostat. Los precios habían caído un 0,1% en marzo. La meta de inflación del Banco Central Europeo es del 2%, por lo que el nivel actual sigue estando muy por debajo de las cifras del BCE. Una de las metas de la política de flexibilización cuantitativa del BCE es restablecer un nivel saludable de inflación para la Eurozona, pero el principal objetivo es la estimulación de la economía mediante la inyección de liquidez a través del programa de compra de activos. El plan estará vigente hasta septiembre del próximo año y verá € 1,1 billones invertidos en bonos soberanos y otros activos.
Los precios de la energía cayeron un 5,8% en abril; sin embargo, el crudo Brent subió un 18,8% en el mes, lo que es probable que aumente los precios del combustible y de la energía en breve -a pesar que la magnitud de la caída de los precios del petróleo nunca se reflejaron en los precios al consumidor-, por supuesto.