¿Por Qué a los Bancos Centrales les Preocupa la Inflación?

Los bancos centrales comenzaron a ponerse metas de niveles específicos en lo que a inflación se refiere a principios de 1990. El objetivo de esta medida era evitar niveles altos (o inestables) de inflación como los registrados en el pasado.

En el Reino Unido, por ejemplo, la inflación alcanzó un máximo de 24,89% en 1975, originando que las personas paguen hipotecas o préstamos personales a un tipo de interés variable, convirtiéndose en un gran dolor de cabeza; lo mismo por supuesto se aplicaba a las empresas. En 1974, la tasa había sido del 19,1% y se redujo a 15,1% un año después. La incertidumbre acerca de los costos por préstamos puede afectar drásticamente la viabilidad de las empresas y puede sumir a los propietarios de viviendas en el riesgo del embargo si se ven imposibilitados de cumplir con sus obligaciones.

La búsqueda de una inflación baja y estable es fácil de entender pero, teniendo en cuenta que en muchas economías importantes en la actualidad se encuentra por debajo del objetivo, ¿por qué los bancos centrales se avocan a elevarla? Hay dos respuestas.  En primer lugar, en una situación donde los precios bajan (deflación) es concebible que los consumidores retrasen las compras, con la esperanza de que los productos que ellos quieren serán más baratos en un futuro. Esta situación explica el prolongado estancamiento de la economía japonesa, por anular la demanda interna. ¿Qué probabilidades hay de que una situación de este tipo pueda darse en una economía occidental, donde los consumidores esperan y exigen una gratificación instantánea y estamos acostumbrados a usar el crédito para tener cosas que necesitamos ahora mismo?

La segunda razón es menos clara y, posiblemente, ha sido sobrepasada por los acontecimientos desde la crisis financiera mundial. La razón dada es que las tasas de interés nominales (es decir, los tipos de interés del banco central) no pueden llegar a ser negativos y, en consecuencia, un bajo nivel de inflación positiva debe ser el objetivo.  Excepto, por supuesto, que algunos bancos centrales (Suiza y el BCE por ejemplo) están "pagando" intereses negativos sobre los depósitos que mantienen los bancos comerciales. Los bancos centrales utilizan tradicionalmente las tasas de interés como un freno o un acelerador en la economía, elevando las tasas para reducir la presión inflacionaria y "enfriar” una economía y, por el contrario, bajando las tasas para impulsar la actividad económica con (eso dice la historia) un aumento del retraso en la inflación a medida que la actividad económica despega.

La segunda explicación explica por qué los bancos centrales quieren normalizar las tasas de interés, ya que les daría un margen de maniobra cuando llegue la próxima recesión, en lugar de depender de más "flexibilización cuantitativa", que es un procedimiento fundamental arriesgado.

Actualmente, en los EE.UU. el índice de precios al consumidor ha subido un 0,2% en octubre. El IPC del Reino Unido fue del -0,1% para el mes pasado y la inflación de la Zona Euro fue revisada al alza desde el 0% hasta el 0,1% en octubre. Todas estas cifras están muy por debajo de los objetivos fijados por los respectivos bancos centrales, por supuesto.

Dr. Mike Campbell
El Dr. Mike Campbell es un científico británico y escritor independiente. Mike obtuvo su doctorado en Gante, Bélgica, y ha trabajado en Bélgica, Francia, Mónaco y Austria. Como escritor, se ha especializado en temas de negocios, ciencia, medicina y medio ambiente.