En contra de lo que creen los inversores del mercado de valores (y ciertas áreas "nicho"), la mayoría de personas piensa que la era del petróleo barato es algo bueno -los precios en los surtidores de gasolina han caído en la mayoría de países debido a que el precio del crudo Brent ha caído desde $ 116 por barril a alrededor de $ 34 en la actualidad (eso sí, los precios del combustible no se han reducido a un tercio de sus niveles máximos más o menos, por supuesto). Realmente, es una buena noticia sin paliativos a menos que tenga inversiones en el sector petroquímico y sus actividades afines o sea uno de los principales productores de petróleo del mundo, con una economía que depende en gran medida del oro negro.
Venezuela está considerada como el país que tiene las mayores reservas petroleras probadas del mundo y su economía está claramente ligada a la suerte del petróleo, con casi todos los ingresos de exportación procedentes de esa fuente, que representan la mitad de los ingresos del gobierno. Como era de esperar, desde la caída de los precios su economía ha contraído en un 10% el año pasado. La inflación se sitúa en la alucinante cifra del 160%, mientras que un relativamente modesto 8,1% de la población activa está inactiva.
Como es lógico, los venezolanos disfrutaron por años de una de las gasolinas más baratas en el mundo, pero este hecho no alivia la situación de los ciudadanos que tienen que hacer frente hoy a un aumento enorme del 6000% en los precios del combustible. Un litro de gasolina Premium (súper, de 98 octanos) aumentará de $ 0,01 a $ 0,60, precio aún muy barato para los estándares de muchos por supuesto, pero un gran shock para los venezolanos que no han visto un alza de precios durante 20 años!
La medida tomada por el gobierno está dirigida a generar un ahorro de $ 800 millones al año en subsidios a los combustibles. Se ha sugerido que la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela, debió asumir la exorbitante suma de $ 15.2 mil millones en subsidios desde al año 2013.