La actividad económica en la mayor economía del mundo ha continuado creciendo - esa es la buena noticia. La mala noticia es que el ritmo de expansión se ha desacelerado drásticamente a partir del tercer trimestre de 2015. La economía de Estados Unidos logró una expansión del 0,7% en el cuarto trimestre del año pasado en relación al mismo período en 2014, pero esto es un fuerte descenso comparándolo con la cifra del tercer trimestre, cuando la economía logró una expansión del 2% de su PIB.
El término dominante en la economía de Estados Unidos es el consumo interno, que representa alrededor del 70% de la producción de la nación. Un componente clave de esto es el gasto del consumidor y el Departamento de Comercio de Estados Unidos ha atribuido parte de la desaceleración a una reducción en el gasto del consumidor.
Otro factor al que se le ha atribuido la desaceleración de la actividad económica es el precio relativamente alto del dólar estadounidense, que ha actuado como un lastre para las exportaciones del país, las cuales se han vuelto más caras en los mercados importadores. Igualmente, la crisis en el sector del petróleo (y otras materias primas) ha llevado a una reducción de la inversión en el sector de la exploración de petróleo y la minería en general. La inversión en exploración, pozos y materiales asociados se redujo en un 38,7% en el trimestre –habiendo el sector recibido ya un fuerte golpe en Q3, cuando la inversión se redujo casi a la mitad (47%)-. El bajo precio del petróleo ha hecho que la explotación de algunas reservas (sobre todo petróleo de esquisto bituminoso) sea económicamente menos viable, disminuyendo el apetito por una mayor exploración por el exceso de oferta de petróleo en el mercado, un factor agravado por el regreso de Irán al escenario. Tomado todo el conjunto del año, la inversión en el sector se redujo en más de un tercio (35%), que fue el mayor descenso observado en casi treinta años.
En el transcurso de 2015 la economía de Estados Unidos creció un 2,4%, un nivel que los analistas creen que se mantendrá este año. Sin embargo, los datos están siendo vistos como un impedimento para nuevas alzas de las tasas de interés en Estados Unidos en el corto plazo, ya que la demanda mundial sigue siendo débil y cualquier subida de tipos tendía como consecuencia que el dólar se encarezca aún más.