Donald Trump ha tenido por mucho tiempo la visión simplista de que si los Estados Unidos hace una guerra comercial (o, al parecer, muchas guerras comerciales) rápidamente emergerá victorioso frente a sus “enemigos”, quienes harán lo que los Estados Unidos quiere. A pesar de que esta creencia parece venir de su mentalidad labrada en el mundo de los negocios y que usaba en sus transacciones privadas, esto no puede ser aplicado a un nivel estatal en contra de otras economías poderosas como una solución rápida y segura a los problemas comerciales, como lo está demostrando los Estados Unidos. La razón detrás de esto es simple: las relaciones internacionales, ya sean políticas o comerciales, son mucho más complejas e interdependientes que una disputa bilateral entre dos empresas de diferente tamaño.
La disputa comercial entre los Estados Unidos y China (instigada por los Estados Unidos) y algunas otras disputas entre los Estados Unidos y sus aliados, ha sido acusada de exacerbar la ralentización de la economía global. Consecuentemente, el optimismo incrementa en el mundo empresarial cuando hay señales positivas que provengan de los dialogos bilaterales entre China y los Estados Unidos quienes parecían estar haciendo un progreso, sin embargo, declaraciones belicosas por parte del presidente de los Estados Unidos han causado preocupación en el mundo de las inversiones y llevó los mercados hacia abajo.
La ira del presidente parece haber sido causada por reportes de que al parecer China recula en lo que los Estados Unidos creía que era un trato. Trump está amenazando con doblar las tarifas de 200 millones de dólares en productos chinos este viernes. Sin embargo, una reunión previamente planeada entre ambas partes todavía está por pasar este jueves.
La nueva amenaza fue suficiente para hacer que el Nikkei perdiese 1.5% y el Dow Jones perdiese 1.8%. El FTSE perdió 1.6%; el the S&P 500 cayó 1.7% mientras que el CAC y el Dax perdieron 1.6%.
La caída en el mercado de valores causó que alguna liquidez se dirigiese hacia el Yen el cual ha bajado de precio, desde 111.6 hasta 109.6 por dólar, mostrando la relación entre la política, la macroeconomía y el valor de las divisas.