La zona euro ahora consta de 19 estados de la Unión Europea que comparten una moneda común, el euro. Para que estos estados se beneficien de las ventajas de tener una moneda única aceptada en cualquier parte dentro del bloque por su valor nominal, los miembros tuvieron que aceptar ciertas restricciones económicas, diseñadas para garantizar la viabilidad de la moneda. Estas son las condiciones, conocidas como los criterios de convergencia requeridos: estabilidad de precios, finanzas públicas sostenibles y sanas, estabilidad cambiaria y mantener una tasa de interés a largo plazo no exceda en más de 2% las tasas en las tres mejores economías de la zona euro.
Parte de los requisitos de convergencia establecen que la deuda pública tiene un máximo del 60% del PIB y el déficit no debe ser superior al 3% del PIB. Todos los miembros de la zona euro aceptaron cumplir con estos requisitos, en el nombre de sus naciones.
Debido a la crisis financiera mundial y (en menor medida) la crisis de la deuda soberana europea, los criterios de convergencia no se aplicaron estrictamente para que los estados miembros pudieran tener un margen de maniobra que les permita estimular sus economías y proteger los empleos, pero aún siguen vigentes y las naciones cuyo déficit o niveles de deuda pública excedían los criterios requeridos para planear cumplirlos lo antes posible.
Italia tiene un gobierno de coalición entre la Liga de la derecha y el populista Five Star Movement. Ya se ha enfrentado con la Unión Europea por sus propuestas presupuestarias que habrían incumplido los requisitos del déficit. La Comisión Europea ha determinado que la deuda pública de Italia era del 130% de su PIB en 2018, más del doble del nivel permitido. La Comisión Europea teme que la situación empeore este año y el próximo y recomienda que se tomen acciones legales en contra de Italia.
El comisionado responsable de la comisión europea, Valdis Dombrovskis, afirmó que la economía italiana mostró "el daño que le están haciendo las elecciones políticas recientes" y pidió a su gobierno que reduzca la deuda, señalando que "un esfuerzo renovado de reforma, no de gastar más donde no hay espacio fiscal para hacerlo" se necesita.
Italia podría enfrentar una multa de €3 mil millones, potencialmente. El gobierno de Italia parecía optimista con el viceprimer ministro Matteo Salvini diciendo: "Estoy seguro de que en Bruselas respetarán nuestra voluntad. La única forma de reducir la deuda creada en el pasado es reducir los impuestos. Los recortes, las sanciones y la austeridad solo han producido más deuda, pobreza, precariedad y desempleo. Necesitamos hacer lo contrario".
Sin duda, esa sería una forma poco ortodoxa de reducir la deuda pública, pero, por supuesto, sería popular entre los ciudadanos italianos.