Algunos individuos tienen el poder de mover los mercados, generalmente por sus estrategias de inversión o, menos comúnmente, al expresar su opinión. Los inversores se aferran a las palabras de los bancos centrales para encontrar pistas sobre cómo se desarrollará la política monetaria, cómo se moverán los mercados y las principales divisas. A esta banda de personas influyentes, ahora debemos añadir claramente al Presidente de los Estados Unidos.
El Presidente Trump asiste a una cumbre de líderes de la OTAN de dos días de duración que se está celebrando en el Reino Unido en estos momentos. Sin embargo, sus comentarios sobre un conflicto (afortunadamente) menos sangriento son lo que causó revuelo. Trump dijo que no tenía "ningún plazo" para poner fin a su guerra comercial con China. Se esperaba que una nueva ronda de aranceles prevista para mediados de este mes pudiera evitarse mediante un acuerdo interino, pero parece que se han visto frustrados por los comentarios del presidente. Trump dio a entender que la disputa podría continuar durante el próximo año, señalando que la idea de "esperar hasta después de las elecciones (de Estados Unidos)" le pareció atractiva, y añadió: "Veremos si hay o no un trato. Tiene que estar bien".
Estos comentarios fueron suficientes para que los mercados bajaran, ya que el Dow experimentó sus peores pérdidas en varias semanas tras sus comentarios, cayendo alrededor de un 1%.
La administración Trump está tratando de utilizar los aranceles para persuadir a China de que cambie su política sobre lo que los EE.UU. consideran como prácticas comerciales injustas (China ha sido acusada de manipulación de divisas, dumping e infracción de los derechos de propiedad intelectual). La aplicación de aranceles a los productos chinos los encarece en el mercado nacional estadounidense (de modo que si los estadounidenses los quieren, pagan más, a menos que los productores chinos reduzcan sus márgenes de beneficio para mantener una ventaja en el precio). La política se considera "proteccionista" porque favorece a los bienes producidos en el país en detrimento de los productos chinos (en este caso). La desventaja, por supuesto, es que China toma represalias colocando sus propios aranceles sobre los productos estadounidenses.
En términos más generales, la guerra comercial se considera un factor que aumenta la resistencia a la expansión mundial.