Fue la primera vez en la historia que el crudo cotiza a un valor negativo. Lo que significa que, las productoras estaban dispuestas a pagar dinero a los compradores por tomar petróleo, que temen no poder almacenar, debido a las expectativas de quedarse sin espacio para mantener sus reservas.
Creo que es preciso aclarar lo que estas cifras realmente significan y por qué dicho fenómeno ocurrió. Un contrato futuro de petróleo crudo es un acuerdo legal que estipula la compra o la venta de una cantidad específica de este hidrocarburo, en un punto específico del futuro. Estos contratos, como cualquier activo financiero, pueden ser comprados o vendidos en la bolsa siempre y cuando se haga antes de su fecha de expiración. De otra manera, el inversor tendría la posibilidad de mantener el contrato y negociar el crudo.
En este caso, es relevante acotar que los contratos de mayo estaban a punto de expirar, por lo menos en la principal bolsa en la que se intercambian estos futuros. Esto, sumado a la situación actual del mercado del petróleo, hizo que los inversores sintiesen pánico y empezasen a vender sus contratos en masa, causando una reacción en cadena que llevó los precios a esos niveles tan bajos.
Además de lo ya mencionado, existen otros contratos de futuros del crudo del oeste de Texas que están siendo intercambiados en este momento y que cerraron la sesión del lunes en cifras mucho más razonables. Por ejemplo, los contratos de junio cerraron a 20,43 por barril. Un valor bajo cabe destacar, pero mucho más en línea con los niveles de la semana pasada.
Algunos países de América Latina son altamente dependientes de sus exportaciones de crudo, por lo que estos bruscos movimientos en este mercado resultan preocupantes. Y no es para menos, pues se espera que el avance de la pandemia siga perjudicando los niveles de demanda, que junto a un exceso de oferta podría seguir presionando los precios del crudo hacia la baja.
Además de un potencial efecto pernicioso sobre el nivel de regalías percibidas, debido al comercio de este hidrocarburo. Otro factor que enciende las preocupaciones, es que muchos de estos países basan sus presupuestos fiscales en proyecciones del precio del crudo. Un ejemplo de esto es México, que estimó su presupuesto basado en un precio de 49 dólares, que está muy por encima de la cotización del crudo mexicano al final de la jornada de ayer -Pemex informó que negoció el barril a -2.37 dólares el lunes-.
Esto resulta ser una tormenta perfecta en todos los sentidos. Sumado a un aumento significativo del gasto público, debido a los sucesos asociados con la pandemia, ahora los gobiernos tendrán que lidiar con una potencial caída significativa de sus ingresos.
Un caso particularmente preocupante es el de Venezuela y su petrolera estatal PDVSA, los cuales ya estaban siendo enormemente afectados por los altos niveles de corrupción y, por las sanciones que impuso el gobierno de los Estados Unidos en contra del gobierno venezolano. Las expectativas, aunque mejores, no son tampoco muy buenas respecto a países como México o Colombia.
Es difícil determinar el rumbo de los acontecimientos, pero es probable que los mercados de crudo sigan experimentando una alta volatilidad en las próximas semanas, especialmente si la pandemia sigue avanzando a nivel mundial.