Esta semana, el gobierno federal mexicano dio a conocer su plan de reactivación económica. El plan, el cual tendrá vigencia hasta finales de este año, consiste en una serie de medidas de austeridad fiscal que buscan blindar los programas sociales y sanear las finanzas públicas del país, cuya economía ha sido fuertemente golpeada por el avance de la pandemia del COVID-19.
El presidente Andrés Manuel López Obrador explicó que, pese a que se hará un esfuerzo para que ningún ciudadano pierda su trabajo, no habrá ningún incremento de personal en el sector público. Además, propuso la reducción de los salarios de los servidores públicos en un 25% de una forma progresiva, aunque será de carácter voluntario para los altos funcionarios, y que se cancelarían algunas secretarías, más no se despedirá a ninguno de los empleados de estas. Los aguinaldos y las prestaciones serán también suspendidas este año.
La suspensión laboral y las medidas de restricción permanecerán de esta manera, por lo menos hasta el primero de agosto. Tiempo en el que las personas deberían seguir gozando de un sueldo. Además, se preservarán los 38 programas básicos y planes de la administración federal.
Claramente no es un buen momento para la economía mexicana. Esta semana la mezcla de petróleo mexicano cayó al punto más bajo jamás registrado, llegando a cotizar a un precio negativo. El precio del crudo mexicano se vio ampliamente afectado por el desplome de los mercados de petróleo globales, los cuales llegaron a mínimos históricos esta semana debido a una demanda insuficiente y a un exceso de oferta. La petrolera estatal Pemex, una importante fuente de ingresos para el estado, se ha visto obligada a parar la producción en campos nuevos y anunció su intención de trasladar la producción las refinerías, hasta que el precio del crudo se recupere.
La petrolera está tan endeudada, que sus bonos corporativos son considerados como "basura" por las agencias calificadoras. Este hecho lleva a pensar a los analistas que eventualmente, el gobierno tendrá que intervenir y proporcionar alivio financiero a la compañía. Por el momento, se rumora que el ala comercial de la petrolera anunciará la cancelación de algunas de sus importaciones de gasolina estadounidense, debido a una caída sustancial en la demanda interna.
En cuanto a la divisa mexicana, la caída brusca del mercado de petróleo favoreció el dólar esta semana, el cual se apreció en un 4.59% frente a esta. Para tener un poco más de perspectiva, cabe acotar que el índice del dólar- el cual mide el rendimiento frente a una cesta de divisas- sólo avanzó un 0.81% en lo que va de la semana. Esta tendencia es preocupante pues el oro negro ha ido recuperándose en lo que resta de la semana, lo que indica que el rechazo a las divisas de los mercados emergentes tiene causas que van más allá de la fortaleza de la divisa estadounidense.
La economía mundial, según analistas de Capital Economics, ha experimentado el descenso más abrupto desde la segunda guerra mundial, y se espera que se contraiga en un 5.5% este año. Cifra que contrasta con la caída del 0.5% que el mundo experimento en 2008. Los países de América Latina podrían volver a los niveles de actividad económica 2009, perdiendo 5.2% según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, mientras que la economía mexicana podría contraerse en un 6.6%, y algunos analistas esperan que la caída pueda ser de hasta el 9%.
La epidemia de covid-19 sigue avanzando, en la actualidad hay 1,069 víctimas mortales y alrededor de 11,633 infectados en el territorio mexicano. El país ya entró en la llamada "fase 3" de la pandemia, la cual impediría a los mexicanos reunirse en lugares públicos.