El viernes el Dólar estadounidense cayó frente a un grupo de sus competidores, durante su sexta sesión consecutiva, perdiendo un 1,43 por ciento desde que comenzó su racha perdedora, y cayendo un 1,20 por ciento la semana pasada.
Las expectativas de tratamiento contra el virus también alimentaron el apetito de riesgo, que en momentos como estos no favorece al Dólar, ya que se percibe como una moneda refugio.
Otro factor que mencionan los analistas es que los mercados confían en que la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro seguirán proporcionando estímulos económicos para impulsar el rendimiento económico de los EE.UU., que se ha visto muy afectado por el avance de la pandemia. De hecho, la Reserva Federal se comprometió recientemente a continuar monitoreando los datos económicos y a utilizar cualquier herramienta disponible para ayudar a la economía.
En este momento, los Estados Unidos es el país más afectado por el nuevo coronavirus, con 1.160.838 infecciones confirmadas y un número de muertes de 67.448. El PIB del primer trimestre de los Estados Unidos se redujo en un 4,8%, la mayor contracción desde la crisis financiera de 2008, impulsada principalmente por una fuerte caída del gasto de los consumidores, las exportaciones, los inventarios y la inversión fija no residencial.
El gasto de los consumidores cayó un 7,6%, ya que la mayoría de las tiendas no esenciales (como los restaurantes) tuvieron que cerrar, las exportaciones cayeron un 8,7% y las importaciones un 15,3%. Los mercados también se enteraron de que el PMI manufacturero del ISM cayó a 41,5, más de lo esperado, aunque señaló una contracción en el sector manufacturero.
"El temor al coronavirus, las medidas de distanciamiento social, la volatilidad financiera y la caída en picado de la confianza, han afectado gravemente la capacidad y la voluntad de gasto de los consumidores", explicó un analista de Oxford Economics.
El gobierno decidió no ampliar sus directrices de distanciamiento social, por lo que las circunstancias apuntan a un intento de reabrir la economía estadounidense. Según ABC News, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene previsto hacerlo mediante la aplicación de un plan de tres fases, que daría prioridad a los sectores económicos "esenciales" y aparentemente impulsaría algunas medidas de distanciamiento social durante el verano.
Por supuesto, hay temores asociados a este experimento. Por ejemplo, muchos piensan que tal vez sea demasiado pronto para aplicar esas medidas, especialmente dada la grave situación actual. Por otro lado, hay quienes argumentan que mantener la economía cerrada no resulta sostenible, especialmente en un año de elecciones.
El Presidente Trump también ha aprovechado la situación para seguir librando una guerra ideológica contra China. El presidente sugirió que el coronavirus puede haberse originado en un laboratorio chino, aunque se negó a dar detalles sobre su afirmación. También hay informes sobre el plan de la Casa Blanca de imponer aranceles como mecanismo de represalia, lo que pondría en riesgo la primera fase del acuerdo comercial que se firmó a principios de este año, un movimiento que quizás no favorezca a Wall Street.
"Sí, sí lo he hecho", respondió Trump cuando se le preguntó si había visto pruebas que confirmaran la idea de que el virus proviene del Instituto de Virología de Wuhan, aunque se negó a dar detalles específicos, alegando que no le está permitido hacerlo.
En cuanto al futuro, la próxima semana veremos datos del mercado laboral de los Estados Unidos, Nueva Zelanda y Canadá. Las expectativas de grandes pérdidas de empleos en Norteamérica pueden poner presión sobre el Dólar estadounidense. Por el momento, lo que sabemos es que las solicitudes de desempleo de los Estados Unidos aumentaron a más de 30 millones, lo que sugiere una caída significativa en los índices oficiales de desempleo.