El caso de Brasil se está tornando preocupante, pues pese al avance de la crisis sanitaria las principales ciudades están ahora reabriendo sus economías, incluyendo establecimientos que se consideran no-esenciales. La movida es controversial desde el punto de vista de los especialistas, ya que de acuerdo a estos el país no alcanzará el pico de contagios hasta el mes de julio, por lo que estaría saliendo de la cuarentena demasiado pronto.
Otro asunto que preocupa a los especialistas es la actitud del gobierno central frente a la pandemia. Recientemente el gobierno de Bolsonaro anunció que no continuaría reportando las cifras relacionadas con la pandemia de Covid-19 aduciendo que dichas cifras no reflejan la situación verdadera del país. Sin embargo, la corte suprema ordenó al gobierno a reanudar la publicación de las cifras, por lo que el ejecutivo tuvo que retractarse.
En el pasado el gobierno de Bolsonaro ya había desestimado la importancia de la crisis sanitaria e incluso intentó trasladar la culpa a los gobiernos locales. Notorio es, además, que el presidente de Brasil no se ha contenido a la hora de criticar la cuarentena como método de evitar más contagios, criticando a los gobernadores que decidieron tomar enserio las recomendaciones de la OMS.
"Hay una enorme cantidad de problemas económicos, se va a llegar a un punto en el que Brasil va a quebrar," comentó Bolsonaro después de comentar que "hay algo detrás del respaldo a la cuarentena" por parte de la Organización Mundial de la Salud.
Recientemente el banco central de Brasil publicó una encuesta que muestra como las expectativas respecto al futuro de la economía continúan deteriorándose. De acuerdo a los datos publicados por el banco, los especialistas esperan que la economía de Brasil caiga en un 6.5% este año, y que el déficit de cuenta corriente alcance la suma de 20.5 billones de dólares. Por su parte, la OCDE espera que la economía de Brasil se contraiga entre un 7,4% y un 9,1%, dependiendo de si una segunda ola de infecciones ocurre en lo que resta del año.
Después de recalcar que el país combatía una recesión antes de que la epidemia empezara, la OCDE recomendó a Brasil continuar con su programa de estímulos mientras que la crisis sanitaria siga afectando los ingresos de la población.
En cuanto a la política monetaria, el banco central de Brasil insiste en evitar utilizar políticas no-convencionales como la flexibilización cuantitativa, afirmando que en estos momentos la institución prefiere optar por medidas más tradicionales.
“Todavía consideramos que tenemos espacio monetario en las políticas tradicionales. Si comienzas a usar políticas no convencionales antes de agotar la política convencional generas un ruido que resta credibilidad al Banco Central,” comentó el presidente del banco central, Roberto Campos Neto.
Esta semana el real brasilero ha caído en un 0.35% frente a la divisa norteamericana, registrando pérdidas semanales por primera vez después de tres semanas consecutivas de ganancias. La divisa se había recuperado debido a un resurgimiento del apetito por el riesgo en el mercado, lo cual tiende a favorecer a las monedas de los países emergentes, y a la debilidad del dólar, el cual va en camino a cerrar su cuarta semana de pérdidas.