Recientemente el gobierno colombiano decidió iniciar el proceso de reapertura de la economía, pese a las preocupaciones respecto al reciente aumento de casos y de muertes.
Desde el inicio de la pandemia 3,724,705 casos han sido reportados en Colombia, así como 95,192 muertes confirmadas. Esto convierte a Colombia en uno de los países más afectados de américa del sur, sólo por debajo de Brasil y Argentina, y en uno de los más afectados de toda Latinoamérica.
La campaña de vacunación continúa avanzando, aunque de una manera relativamente lenta. Al rededor de 12 millones de personas han recibido la primera dosis de la vacuna, mientras que sólo 3 millones y medio de estos han recibido ambas dosis. Esto es equivalente a, aproximadamente, un 7% de la población total, por lo que todavía hay mucho que avanzar al respecto. Bogotá lidera en el proceso, habiendo aplicado más del 80% de las dosis asignadas.
El plan de vacunación colombiano consta de dos fases y cinco etapas, y con este se busca que 35 millones de personas reciban ambas dosis. Tal como el resto de los países del tercer mundo, Colombia tiene que lidiar con la corrupción, la cual ha afectado el proceso de distribución de las vacunas, y con la falta de recursos, la cual dificulta la adquisición de las vacunas.
Ahora que el gobierno aprobó y publicó la resolución 777, autorizando la reapertura económica y social del país, las preocupaciones respecto al efecto que podría tener el realizar esto en medio de un pico de contagios se han vuelto más prominentes. Al respecto el gremio médico no sólo expresó su preocupación si no que enfatizó los problemas que el sector actualmente enfrenta, entre ellos el colapso de la red hospitalaria y la escasez de oxígeno y otros insumos esenciales para combatir la pandemia.
El proceso de reapertura será diferente dependiendo de qué tan saturado esté el sistema médico de la localidad en cuestión. Aquellas ciudades que están por encima del 85% de ocupación de sus Unidades de Cuidados Intensivos seguirán teniendo que lidiar con medidas restrictivas, mientras que el resto podrán relajar estas medidas.
Pese a las preocupaciones, la decisión del gobierno colombiano es entendible, especialmente en medio del actual estallido social. Las restricciones han afectado a los sectores más vulnerables de la población, particularmente al sector informal, por lo que levantarlas es necesario para que la situación socioeconómica de estos sectores, y con ellos la situación general del país, mejore de una manera significativa.
Las principales ciudades del país están dispuestas a reabrir la economía local lo más antes posible, aunque el sistema de salud de algunas de estas esté a un 95% de la capacidad total.
“Podríamos quedarnos en casa en cuarentena estricta en toda la ciudad, pero el contagio ya se produjo. Con apertura o sin ella, vamos a tener dos o tres semanas con ocupación alta”, comentó la alcaldesa de Bogotá Claudia López, haciendo referencia al hecho de que el sistema médico de la ciudad está ahora trabajando en un 97,3% de su capacidad total.