El dólar de Nueva Zelanda subió a un máximo de un año el jueves después de que el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda decepcionó las expectativas de un recorte de tipos de interés y dejó el tipo oficial sin cambios en un 2,25%.
La moneda subió un 1,5% a 0,7126 NZD después de subir a 0,7139 desde alrededor de 0,7020 antes de la decisión de política, alcanzando un máximo no visto desde junio de 2015, después de que el Banco de Nueva Zelanda mantuvo los tipos sin cambios.
En una conferencia de prensa después de la reunión, el gobernador del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda, Graeme Wheeler, dijo que la volatilidad del mercado financiero mundial se había calmado y que las perspectivas de crecimiento mundial parecían ser estables después de haber sido revisado a la baja sucesivamente durante varios trimestres recientes. Habló de una modesta recuperación de los precios de las materias primas en los últimos meses, pero advirtió que la economía mundial sigue siendo débil a pesar de los estímulos monetarios y que todavía hay riesgos significativos a la baja.
Las exportaciones del sector lácteo por debajo del umbral de rentabilidad
Wheeler también dijo que la fuerte inmigración neta, la construcción, el turismo y la política monetaria acomodaticia continúan apoyando la actividad interna y que el sector lácteo sigue siendo una influencia moderadora con los precios de exportación por debajo de los niveles de rentabilidad para la mayoría de los agricultores. Indicó que el banco no dudará en ajustar las tasas de interés si es necesario.
Según Angus Nicholson, analista de mercado de IG en Melbourne, “Si los datos de Estados Unidos continúan decepcionando, el kiwi podría continuar tirando al alza en el corto plazo. Sin embargo, los riesgos a la baja son claramente un potencial para otro recorte del tipo del Banco de Nueva Zelanda en agosto o una racha de datos mejores de lo esperado de Estados Unidos”.
El índice dólar cayó un 0,1% a 93,511 no lejos de un mínimo de 5 semanas de 94,425 que fue tocado el miércoles en medio del desvanecimiento de las expectativas de que la Reserva Federal de EE.UU. subirá los tipos de interés ya en su reunión de la próxima semana.