El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ayer dijo que retrasará el aumento del impuesto sobre las ventas de Japón hasta 2019. La decisión de dejar de lado la segunda etapa prevista de la subida del impuesto sobre el consumo antes de las elecciones a la Cámara Alta del próximo mes ha satisfecho a la mayoría de los consumidores que ya no esperan pagar más impuestos.
Los economistas japoneses, sin embargo, están preocupados de que este aplazamiento aumente las dudas sobre la capacidad del gobierno para frenar una carga de deuda que es casi dos veces y media el tamaño de la economía.
El primer ministro hasta ahora ha asegurado a las autoridades políticas que sus esfuerzos para fortalecer la economía eran lo suficientemente fuertes como para soportar un aumento de impuestos y que sólo un gran impacto económico, tal como el “colapso de Lehman Brothers o un terremoto” podrían retrasar la aplicación de impuestos.
Impuesto Aplazado Hasta Octubre de 2019
El aumento de impuestos del 8 por ciento al 10 por ciento estaba programado para entrar en vigor en abril de 2017, pero ahora será aplazado a octubre del año 2019.
En la reunión del Partido Liberal Democrático del miércoles, Abe dijo a los legisladores que “Japón va a proceder a reformas estructurales y a movilizar la política fiscal para lograr un fuerte crecimiento... en ese contexto, decidí aplazar el aumento del impuesto sobre las ventas al 10 por ciento por dos años y medio”.
Abe también se comprometió a ganar las elecciones de la cámara alta el próximo mes, pero ya gane o pierda, su decisión de retrasar el impuesto hará que sea aún más difícil que los futuros líderes lo implemente en otro momento.
De acuerdo con Yoshimitsu Kobayashi, director de la Asociación Japonesa de Ejecutivos de Empresa, uno de los grupos de presión empresarial más influyente de la nación, “si el gobierno de Abe, que es un gobierno muy poderoso, no eleva el impuesto al consumo, ninguna administración en el futuro se atrevería hacerlo”.