En estos momentos Colombia lidia con lo que muchos considerarían una "tormenta perfecta". Por un lado, tal como el resto de los países del globo, enfrenta una crisis sanitaria que ha tenido efectos sin precedentes en el desempeño económico del país. Por el otro, lidia con la inestabilidad de los mercados del petróleo, los cuales han alcanzado mínimos históricos recientemente debido a una demanda insuficiente sumada al exceso de oferta de crudo.
Para hacer frente a la crisis el gobierno colombiano anunció la implementación de un plan de estímulo fiscal, calificado como demasiado conservador por los críticos. E Incluso si existiese la intención de expandirlo de forma significativa, el gobierno estaría limitado por la regla fiscal, la cual busca limitar el endeudamiento para así mantener la calificación crediticia del país intacta.
“Nosotros podemos pecar por conservadores y por gradualistas de irnos con un paquete demasiado pequeño y alguien va a pagar eso y eso se paga con sufrimiento social, por parte de las familias y sufrimiento económico por parte de la empresa,” comentó el exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry.
Vale la pena destacar que la disyuntiva que el gobierno enfrenta es bastante complicada. Contrastando los datos de Colombia con los de sus homólogos latinoamericanos, obtenemos que el país tiene mucho menos espacio de maniobra fiscal que países como Chile o Perú, al casi doblarlos en nivel de endeudamiento relativo al Producto Interno Bruto.
A principios de este mes, el gobierno de la ciudad de Bogotá anunció su decisión de realizar una colocación de bonos el próximo 21 de mayo por el valor de 600.000 millones, con el propósito de recaudar fondos para mitigar el impacto del Covid-19. A estos esfuerzos por recaudar fondos se unieron diversas empresas, entre ellas el Grupo Energía Bogotá el cual colocó 400 millones de dólares en el mercado internacional de capitales. Instituciones crediticias multilaterales, tales como el Fondo Monetario Internacional, también han dado acceso al gobierno colombiano a líneas crediticias.
Por el lado de la política monetaria, muchos consideran que la respuesta también ha sido insuficiente. Desde que empezó la crisis el Banco de la República, siendo uno de los últimos en reaccionar comparado con otros bancos centrales de la región, anunció un recorte de la tasa de interés de referencia en un punto porcentual, e impulsó distintas medidas para proveer a los mercados de liquidez, entre ellas la compra de bonos corporativos.
En cuanto al peso colombiano, la semana pasada el Dólar americano avanzó 0.47% frente al peso colombiano, después de depreciarse un 1.67% en la semana previa. En la sesión del viernes, el dólar se debilitó frente a la moneda colombiana debido a los movimientos del mercado del petróleo, los cuales alcanzaron máximos de un mes debido a un aumento en la demanda de crudo. Las buenas noticias pudieron imponerse frente a la aversión al riesgo imperante, causada por el pobre desempeño de la economía global.
De acuerdo a la agencia de noticias Bloomberg el país ahora está en caída libre hacia la mayor contracción económica desde 1905. Además, el ministerio de hacienda prevé una caída en el Producto Interno Bruto del 5.5% este año, la cual sería la peor contracción de la historia de Colombia.