Con solo 92 días restantes hasta que el Reino Unido deba salir de la UE por el poder de la disposición legal (la extensión del período de notificación del Artículo 50 finaliza por defecto a menos que tanto la UE como el Reino Unido deseen que se extienda), el gobierno de Johnson tiene muy poco tiempo para negociar su acuerdo "mejorado".
Como señalamos ayer, Johnson ha afirmado que las posibilidades de que el Reino Unido abandone la UE sin un acuerdo son "de un millón a uno", sin embargo, su gobierno participa activamente en la planificación de tal eventualidad. Lo que hace que las probabilidades sean mucho peores de lo que el señor Johnson hace creer al electorado es que (oficialmente, en cualquier caso) no hay negociaciones en curso.
Por un lado, la UE ha dicho de manera firme y constante que el proceso de negociación terminó en noviembre de 2018 con el Acuerdo de Retirada que el gobierno de May negoció y que no volverán a abrir las negociaciones. Desde la perspectiva de la Unión Europea, el acuerdo es el mejor resultado posible dadas las "líneas rojas" impuestas por el gobierno de May (principalmente para pacificar el ala euroescéptica de su partido). Han declarado que, por supuesto, sería posible un acuerdo más cercano, pero el gobierno de Johnson es mucho más hostil a la UE que la administración saliente, por lo que esto no sucederá. La UE ha demostrado una gran unidad de propósito entre los 27 miembros restantes y ha insistido en que cualquier acuerdo debe proteger la integridad del Mercado Único y el Acuerdo del Viernes Santo (Dublín) asegurando que no haya necesidad de una frontera dura en la isla de Irlanda. Este último requisito lo logró el backstop irlandés, que esencialmente garantiza que Irlanda del Norte se mantenga alineada con el mercado único de la UE.
El DUP, partido que le otorga al gobierno del Reino Unido su (ahora muy) escasa mayoría es firme en que las reglas comerciales entre Irlanda del Norte y el Reino Unido no deben modificarse. En consecuencia, los acuerdos respecto al backstop mantienen a todo el Reino Unido en el mercado único, mientras que el período de transición esté en vigor (y, potencialmente, a perpetuidad). Cualquier otro acuerdo que mantuviese el acuerdo de Dublín forzaría una frontera de facto en el Mar de Irlanda.
En lugar de comprometerse activamente con los socios y amigos de la UE del Reino Unido (como Johnson se esfuerza por llamarlos) para encontrar una solución al problema, Johnson se niega a entablar conversaciones a menos que se retire el backstop irlandés (y que las negociaciones sobre el acuerdo de retirada sea reabierto, en consecuencia). La UE simplemente no puede aceptar esto.
Esta actitud arriesgada está haciendo que la salida del Reino Unido de la UE "sin acuerdo" sea más probable cada día. Sin embargo, existe una clara oposición a esta política por parte de todos los partidos de oposición del Reino Unido y un número creciente de parlamentarios conservadores.
La cámara de los comunes está en su receso de verano, por lo que es poco probable que surjan cambios significativos hasta que se reanude la sesión. A pesar de las palabras de Johnson, su política parece estar directamente dirigida a sacar al Reino Unido de la UE sin un acuerdo. El valor de la libra esterlina está disminuyendo pues los analistas cambiarios tienen esto en cuenta.